No, no me he vuelto loca, ayer mientras comía tenía puesto un programa del corazón (de esos que engrandecen el alma) y salió la duquesa de alba, tan estupenda como siempre, y la reportera no hacía más que preguntarle acerca de sus próximas vacaciones con su novio. Y parece ser que el próximo viaje será a Jordania, aunque ella ni desmiente ni confirma. ¡Quien fuera la duquesa de alba! ¿o no?.
Jordania, es uno de mis destinos pendientes, la maravillosa ciudad de Petra (el lugar turístico con mayor atractivo del país), hogar de los nabateos (pueblo nómada árabe), está situada a 80 km al sudeste del mar Muerto. El casco urbano de Petra se repartía entre las dos riberas del río Uadi Músd, un valle encajonado entre altas rocas. Ciudad almacén de las mercancías que procedentes de Arabia, India y del mar Rojo, eran trasladadas en largas caravanas por las rutas comerciales de la época.
Se esconde en un valle al que sólo se puede acceder a través de un largo desfiladero (cada vez que miramos este destino me veo subida a lomos del caballo que te conduce a través del pasaje de piedra hasta la magnífica ciudad), y sus edificios, en su mayor parte, tumbas y templos del siglo II, están excavados en la roca de arenisca. Hay que destacar el Tesoro de Petra, es el primer edificio que descubrimos antes incluso de llegar, aunque reciba este nombre no se destinaba a ello, podría ser un templo o una tumba, pero los saqueos de los beduinos dificultan la labor arqueológica. No hay que olvidar el Monasterio o Deir y los restos de la ciudad romana. Petra está considerada una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo.
Pero no solo de Petra vive Jordania…
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