La semana que viene es San Valentín y aunque nunca nos hemos comprado un regalo para celebrarlo, no por ello vamos a dejar de besarnos en honor al santo ¿no? Una estupenda manera de celebrarlo, si nuestro tiempo y economía lo permitieran sería yéndonos a Venecia.
Cuando pienso en Venecia siempre veo la Plaza de San Marcos tomada por las aguas del Mar Adriático y con una leve neblina que le da ese toque tan romántico. Cuando era pequeña, durante esa época en la todas las niñas tienen un punto “maru”, pensaba que cuando me casara me iría de viaje a Venecia. La verdad es que fuimos a Italia sin haber pisado la vicaria.
Ahora ha llegado el momento de presentaros Venezia, está compuesta por 120 islas unidas entre sí por 455 puentes, contando las islas de Murano y Burano, en una laguna pantanosa del Adriático, en las desembocaduras de los ríos Po y Piave. Se puede acceder a ella desde tierra firme por el puente de la libertad. En primavera y otoño tiene lugar dos veces al día la marea alta que inunda la plaza de San marcos.
El ser un conjunto de islas rodeadas de bancales de arena ha constituido para Venecia a lo largo de su Historia la mejor de las defensas. Las épocas de mayor apogeo económico hicieron de ella la sede de la escuela veneciana, en la que destacaron pintores de la talla de Tiziano o Tintoreto entre otros, que influyó en maestros como Rubens o Velázquez y que fue decisiva como antesala de la pintura barroca.
Y si no te motivan las razones románticas o artísticas para conocer esta ciudad, quizás sí que lo hagan otros motivos más mundanos como la celebración del carnaval, en el que cabe destacar a diferencia de los festejos de otras ciudades la singularidad de sus máscaras.
Imagén: aap
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