Limonada casera {aroma de menta y frambuesa}

Amanece, la luz entra por la ventana, me levanto, de puntillas bajo a la cocina a disfrutar de mi café  antes de que mis pulgas locas, quiero decir, mis niños se despierten. Hoy no tienen prisa, acabo mi café tranquilamente y me pongo a regar nuestro pequeño huerto, las aromáticas, las fresas y por supuesto, los tomates.

Esta semana Adán con sus amigos Jorge y Lorena han emprendido un pequeño negocio de limonada, unos limones, un poco de agua otro poco de azúcar y una botella donde guardarla, no necesitan más, luego vieron que necesitaban vasos desechables y lo más importante “clientes”, vivimos en una calle poco transitada por lo que empezaron a pensar que hacer para atraerlos, un cartel bonito, unos papelitos que buzonear a los vecinos, hasta pensaron en hacer algún regalo junto con el vaso de limonada. Jorge es el negociante mientras que Adán y Lorena son los creativos, buen equipo.

Y mientras ellos juegan yo paso el verano a su lado haciendo crochet, ya les he tejido un par de mantitas para el sofá y unos farolillos que encontró Cris para Kireei la semana pasada, se hacen en un ratito, que estrenamos esa misma noche para cenar en el patio, bueno tuvo que ser en el porche porque cayó una tormenta de las buenas.

Esa tarde yo también preparé limonada casera, endulzada con un poco de miel, aromatizada con unas ramitas de menta y para enfriarla añadí unas frambuesas que tenía en el congelador, la que sobró la guardé por la noche en la nevera, las frambuesas soltaron su aroma y todo su color. 

Como seguían sin levantarse, después de regar, corté un par de tomates para la ensalada, me serví un vaso de limonada y a seguir con mi ganchillo ¿Qué será esta vez?

 Limonada casera

 Limón (2 grandes)

 Agua (hasta completar un litro)

 Miel de azahar (al gusto)

 Unas ramitas de menta

 Una frambuesas congeladas

 Se esprimen los limones y se mezclan con el agua y la miel, removemos bien, añadimos la menta y las frambuesas, dejamos en la nevera hasta el momento de servir.